Actualmente en Kimberley, la ex jugadora de Boca, Atlanta, repasó su trayectoria, incluyendo la Selección Nacional, y habló de este presente en futsal.

Talentosa y versátil. Pocas futbolistas pueden destacarse de igual forma en dos deportes distintos como es Once y Sala, y ella logró escribir su nombre participando en Copas del Mundo de ambas disciplinas.
Clarisa Huber nació en Tandil, Buenos Aires, el 22 de diciembre de 1984. Sus hermanos y primos la iniciaron desde muy pequeña en este juego, tenía tres años. A los diez comenzó junto a Evangelina Testa a aprender en una escuelita de fútbol. Sus primeras competencias fueron en los Torneos Bonaerenses. A los 15 años fue convocada a una selección sub19. Jugó en El Porvenir y posteriormente llegó a Boca, donde estuvo hasta el 2008. Al año siguiente viajó a España para defender la casaca del Prainsa Zaragoza. A su vuelta, en el 2011 arrancó en futsal en Atlanta, hasta este presente que la encuentre en el debutante Kimberley.

¿Fútbol 11 o futsal?
Es difícil, cada uno tiene algo en particular, son muy diferentes, ambos se disfrutan y tienen lo suyo. Elegir es difícil. Campo tiene la complejidad de que son once personas que tienen que entenderse, otras distancias, otro juego, otra habilidad y exigencia. Sala es más dinámico y más rápido, necesitas más velocidad, es más fácil llegar al arco o generar situaciones. Son muy diferentes.
¿No extrañás campo?
Si, a veces, pero la verdad… me siento muy cómoda en sala, ya me adapté. Quizás se extraña la exigencia de once, la preparación física y el juego de más distancias.
De tus años en Boca, ¿qué mejores momentos conservas?
Fue una época muy linda, se consiguieron muchas cosas, me formé ahí rodeada de grandes jugadoras a las que admiraba, compañeras y algunas amigas. Muy buenos recuerdos, muy positiva en la formación de un deportista y como persona, un club que nos apoyaba, jugar una Libertadores. Boca me dio mucho y siempre estaré agradecida.
Profesora de educación física, en la actualidad estudia además kinesiología. Su trabajo consiste en ser entrenadora personal y en masoterapia.
Jugaste un Mundial tanto en 11 como futsal, ¿sos una privilegiada?
Obvio, imaginate, mundiales en ambas disciplinas, un gran honor, ¡más que privilegiada!
¿Qué sensaciones de ambas experiencias en los Mundiales te quedaron?
Sensaciones… miles. Cada vez que te pones la camiseta argentina es algo increíble. La preparación, mucha gente que te apoya, representas un país en una disciplina maravillosa, el himno previo a un partido.
Así como ocurrió con ella, muchas futbolistas de campo se “mudaron” al fútbol sala.
¿El futsal está desplazando al Once en importancia en nuestro país?
No se si la palabra es desplazando. Creo que es mas fácil armar un equipo competitivo y cada partido es complicado en sala, juegues contra quien juegues. Eso llama mucho la atención a las jugadoras. En once lo que pasa es que no modificaron nada, no hay una reserva, no hay nada que permita que crezca el torneo y eso no ayuda. Se torna monótono en un punto y cansa. Otra cuestión es que los entrenamientos de sala son por las noches, entonces tenes más posibilidades de trabajar, estudiar. En cambio en once los entrenamientos son por la tarde, y complica, no ayuda. Sala es más fácil en ciertos puntos y eso hace que el torneo sea más entretenido.
Kimberley se armó para pelear arriba por la calidad de sus jugadoras.
¿Qué objetivos se plantearon?
Los objetivos son conocernos, adaptarnos al juego que nos piden y aprender de cada una, como así también que cada una aporte lo suyo. Tratar de mejorar con el correr de los partidos, después se verá.
¿Algún sueño pendiente o meta por cumplir en lo personal en cuanto al fútbol?
Afortunadamente pude cumplir la mayoría de las metas. Solo me faltó un Juego Olímpico. Ahora mismo, una meta muy importante sería tener la posibilidad de jugar una Libertadores en sala.

http://www.diariolafutbolista.com/entrevistas
Maximiliano Marasso
29-05-2012

Facebook Comments