Un grupo de chicas que nunca habían jugado al fútbol se anotaron en  la copa de su empresa, llegaron a la final y estuvieron cerca de lograr el título. Ahora buscan otro campeonato en el cual competir.

Es normal que en los grupos de trabajo se formen equipos para jugar una o dos veces a la semana, competir en un torneo interno o hasta anotarse en una liga zonal fuerte.  Lo extraño es cuando uno de esos conjuntos se compone de personas que en su vida habían tocado una pelota y que jamás habían soñado con participar de un campeonato. HoySeJuega charló con Paola Giménez Ortíz, integrante de Red Bullyng, el equipo del departamento contable de una empresa que, sin experiencia previa, se anotó en el torneo interno y llegó a la final.

HoySeJuega: ¿Cómo surgió el equipo? Red Bullyng

Paola: Todo comenzó cuando, al poco tiempo de haber ingresado a trabajar, una de nuestras compañeras se enteró que todos los años en el laburo hacen torneos femeninos y masculinos de fútbol. Ella juega hace dos años con un equipo de chicas, con quienes está anotada en un torneo amateur, por lo que nos empezó a convencer de jugarlo. Teniendo en cuenta que el resto de las chicas nunca había jugado al fútbol o algunas no hacían nada creímos que no pasaría. Sin embargo, cuando llegó el mail de RRHH, anunciando que comenzaba el torneo, casi no tardamos en definir que sí nos anotaríamos. Estábamos confiadas sólo por ella. Faltaba lo fundamental ¿Que nombre le pondríamos?

HSJ: ¿Cómo llegaron a ser Red Bullyng?

P: No teníamos idea que nombre usar, pero hay algo que nos caracteriza en el grupo contable en sí, y es que no podemos hablar sin al menos decir algún comentario buleador (no se si existe esa palabra, pero viene de Bullyng), por lo que algo de eso tenía que tener y fue así que entre distintas opciones salió Red Bullyng.

HSJ: Con el equipo armado y la decisión de jugar ¿Se prepararon para hacerlo o se mandaron de una a la canchas?

P: Tuvimos un primer entrenamiento, que más que entrenamiento fue saber cómo nos llevábamos cada una con la pelota.  En ese primer entrenamiento vimos que las que íbamos a ser titulares no estábamos tan mal, pero en el banco estábamos flojas. Las que quedaban afuera le tenían miedo a la pelota y a los choques. Tras ese primer entrenamiento decidimos enviar la confirmación del equipo a RRHH. Después, mucho antes del primer partido tuvimos otro entrenamiento donde ya planteamos el equipo pero teníamos un gran problema, no había arquera.  Así que llegamos al debut sólo con esos entrenamientos y sin haber probado a ninguna de nosotras en el arco.

HSJ: ¿Por qué no definieron el tema de la arquera en el entrenamiento?

P: Porque en cada entrenamiento tuvimos la compañía de nuestros compañeros de sector, que se ponían en el arco para dejarnos jugar más a nosotras y nos daban las indicaciones.

HSJ: ¿Cómo lo resolvieron?

P: Fue más o menos por descarte. Dos de las chicas le tenían miedo a la pelota y claramente ellas no iban a ser. De las tres defensoras que teníamos, había dos que se veían mejor en la defensa  y por eso a la tercera la mandamos al arco. Unos minutos antes de entrar a jugar, peloteamos afuera, le tiramos un par de pelotas y vimos que tenía buenos reflejos. Terminó siendo una pieza fundamental en cada partido, algo que no nos imaginábamos.

HSJ: ¿Qué recordás de aquel primer partido?

P: Estuvo peleadísimo. Entramos muy nerviosas por ser el primer partido. Nos fuimos soltando, pero costaba porque del otro lado había un equipo muy bien plantado. Nos costó mucho, veníamos perdiendo  3 a 2 y casi en los últimos minutos lo empatamos.  Cuando el árbitro tocó el silbato lo re festejamos.  Dijimos que nunca más íbamos a festejar un empate, pero era la emoción de sacar un empate cuando estaba perdido.

HSJ: ¿Cómo siguieron después de eso? ¿Continuaron entrenando?

P: Después de ese partido nos juntamos un sábado a la mañana. Creo que nos juntamos esa vez y nunca más, porque el tercer partido era fácil, supuestamente y después se complicó porque había muchas que estudiaban o tenían compromisos fuera del laburo.

HSJ: Fuera de lo deportivo, se tomaron en serio el asunto. Hasta camisetas se hicieron.

P: Sí, antes de saber la fecha en la que empezaba el torneo, ya habíamos estado viendo modelos de camiseta. El color fue un tema, ya que algunas de las chicas son muy futboleras y encima de diferentes equipos. Dentro del plantel teníamos hinchas de River, Boca, Racing e Independiente y no querían aceptar el color de su rival. Al final terminamos eligiendo rosa y negro. Elegimos el modelo y como en los lugares que pedimos precio nos arrancaban la cabeza, mi vieja se ofreció a hacerlas.  Al primer partido llegamos con las camisetas, pero sin los números estampados, así que nos dieron una pechera. Para el segundo, Red Bullyng ya tenía su camiseta y, para nuestra sorpresa, fuimos el único equipo con casaca propia. Había mucho compromiso, claramente.

HSJ: ¿Imaginaste alguna vez que podía pasar algo así? ¿Qué ibas a ser parte de un equipo?

P: No, nunca.  Cuando entré al sector contable solo éramos dos chicas, por lo que veía pasar los torneos y ni pensaba en jugar uno con mis compañeras. Con el tiempo se fue agrandando el equipo y, al menos en cantidad, podíamos intentarlo.

HSJ: No solo lo intentaron, sino que llegaron a la final. ¿Cómo fue el partido?

P: Terrible, nervios por toneladas, gente que nunca había ido a vernos y que estaba esperando la consagración. Nosotras sabíamos que en frente teníamos a las campeonas del torneo pasado,  las habíamos visto jugar y casi todas lo hacían bien, es más, hasta más de una tenía botines, contra nosotras con las zapatillas del gym.  Creo que sentimos mucho la presión. Fue un partido difícil, ellas llegaron pocas veces pero fueron efectivas. Nosotras llegamos muchas más, pero su arquera era muy buena. El primer tiempo terminó 1 a 0, pero  sabíamos que lo podíamos remontar, porque además de que estábamos jugando bien, nuestra arquera había tapado un penal, justo sobre el final, y eso nos había motivado.

HSJ: ¿Lo lograron?

P: Apenas empezamos el segundo tiempo, metimos nuestro gol y lo gritamos como nunca. Fue un desahogo terrible, pero por desgracia, en la jugada, una de las chicas quedó tirada, por lo que el partido se paró un par de minutos y eso nos enfrió un poco. Intentamos buscar la victoria.  Cuando faltaba poco escuchamos que desde afuera le decían a nuestra goleadora que pateara de dónde sea, que se terminaba, pero la marcaban entre dos o tres y se le hacía imposible. Encima, de contra nos metieron el segundo gol y no nos pudimos reponer. Sonó el silbato y terminó la ilusión de ganarlo, pero no las ganas de seguir jugando.

HSJ: ¿Hay Red Bullyng para rato?

P: Es lo que queremos. Ojalá podamos anotarnos en otro torneo y seguir aprendiendo.

HSJ: ¿Tienen alguno en vista ya?

P: El lugar dónde juega nuestra goleadora (que también fue goleadora del torneo). Nos dijo que nos va a averiguar para anotarnos en la categoría C. Ella está en la B.

HSJ: ¿Van a tener que afrontarlo sin ella?

P: No sabemos. Dijo que va a averiguar si puede anotarse con nosotras y seguir jugando con el otro equipo, ya que como no son de la misma categoría no se cruzarían, pero no se sabe. Sin ella no sé si nos animaríamos, así que si no se puede, buscaremos otro lugar en el que pueda anotarse.

HSJ: Hablamos mucho del equipo pero no nombramos a las chicas. ¿Querés mencionarlas?

P: El equipo se compuso por: Julieta Maboni, que fue la que nos motivó a anotarnos y la goleadora del torneo, Nadia Beceiro, arquera revelación, Carla Fioreli , Vanesa Carod  y Julieta Engel  como defensores  y Mercedes Álvarez y yo  como delanteras.

HSJ: ¿Qué conclusión sacás de toda esta experiencia?

P: Estoy orgullosa de todas por haber llegado a ese lugar sin casi tener noción, la arquera nunca jugó al fútbol, y fue una revelación. Todas nos comprometimos y salió algo bueno. El orgullo que nos generó tener a la goleadora del torneo en nuestro equipo y que la gente nos diga que lo merecíamos nosotras, fue muy grande.

 

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