Carolina Lebermann, Sofía Dupleich, Vanina Otero, Laura Olivari, Iona Coronato y Belén Bramanti se conocieron en la cancha, jugando al fútbol. Se fueron cruzando en distintos grupos. Las chicas estudian, trabajan, hacen deporte, militan y los sábados son profes de la Escuela de Fútbol Femenino “Las Fulbitas”, el proyecto que armaron juntas. Hoysejuegafem entrevistó a cuatro integrantes para conocer más sobre esta propuesta.
Las chicas cuentan que, como muchas otras mujeres, hubieran querido disfrutar de este deporte desde la infancia, pero no tuvieron esa posibilidad. “Hasta los 23, 24 años nunca practicamos el fútbol sistemáticamente. Y la diferencia que vemos respecto a cómo juegan los varones tiene que ver con que ellos desde chicos tienen contacto con la pelota”, asegura Caro (29). Ella juega cinco veces por semana con diferentes grupos.
Ese deseo que encontraron en común las motivó a generar un proyecto para abrir un espacio de fútbol destinado exclusivamente a las nenas, como un aporte para “terminar con las diferencias, y para que cada mujer, cada niña, pueda jugar y practicar cualquier disciplina deportiva«, enfatiza Sofi (29), quien juega fútbol 11 en Nueva Unión y entrena tres veces por semana.
Las profes explican que si bien no tienen una formación específica, la mayoría viene del palo de las ciencias sociales salvo Belu que está terminando el profesorado de Educación Física. Cuentan con el asesoramiento de los entrenadores de los distintos grupos por los que fueron pasando. “De ellos aprendimos a armar las clases, a combinar los ejercicios, etc. También compramos bibliografía del tema, manuales sobre cómo enseñar fútbol infantil en las diferentes etapas de desarrollo, entre otros”, completa Vanina (30).
La Escuela de Fútbol Femenino “Las Fulbitas” comenzó sus actividades en septiembre de 2015. Convoca a nenas de 6 a 13 años, los sábados de 10:30 a 12:00. El lugar elegido fue el barrio de Caballito, específicamente la plaza Giordano Bruno (Bacacay y Parral). Allí encontraron -o quizás las estaba esperando- una canchita vacía, de básquet, que ellas ocuparon para dar las clases. En la de fútbol –que está al lado-ya funcionaba una escuelita de varones.
“Nos gustó la idea de poder hacerlo en un espacio público y siempre pensamos en que fuera gratuito e inclusivo”, señala Caro. Entre todas juntaron plata para la inversión inicial que fue destinada a la compra de pelotas, conitos, inflador, bolso, aros y pecheras. Armaron la página de Facebook para que los padres tuvieran publicada la información del proyecto, los objetivos y el perfil de las integrantes. Hicieron el mapeo de todos los colegios y diseñaron un afiche y un flyer que repartieron en 20 escuelas de la zona. Pusieron fecha de inicio: sábado 5 de septiembre de 2015. Tuvieron seis o siete llamados. “Mucha emoción y nervios el primer día, que fue muy bueno. Los padres nos decían que estaban buscando un lugar para mandar a sus hijas a practicar fútbol”, cuentan las profes.
Belu (22) se entusiasma al hablar sobre los entrenamientos. Es la más nueva del equipo. Hay un comienzo en común para todas las nenas con juegos grupales. “Arrancamos con la presentación: tienen que decir nombre, edad y algo lindo que les pasó en la semana. Después viene la entrada en calor: corremos y hacemos algunos ejercicios. Luego elongamos y armamos dos grupos por edades. Las más chiquitas hacen ejercicios de pase y conducción. Las más grandes hacen otros más complejos. Y también tienen un momento para jugar juntas”. Caro destaca que ellas “entienden al fútbol desde un lugar mucho más recreativo y de solidaridad. No ves al rival como un enemigo”.
Las chicas también señalan que se generó un espacio de convivencia y confianza con la escuela de varones. Sofí comenta que ahora “le prestan un tiempo la cancha grande para que las chicas jueguen. El profesor les dice ‘bueno, ahora juegan las nenas’ y cortan al toque. Al principio había resistencia. Y, a su vez, las nenas vencieron la vergüenza de jugar frente a los chicos”. Este año piensan hacer algunas propuestas mixtas.
“Con la Escuelita buscamos romper el esquema de que hay deportes para mujeres y deportes para hombres. Muchas somos militantes de género y tenemos una perspectiva de género en la vida. Por suerte todas las nenas que vienen tienen el apoyo de los padres que las traen a jugar al fútbol”, concluye Caro.
Durante estos dos años de funcionamiento han sostenido un grupo de entre 20 a 25 nenas aproximadamente. En diciembre cierran el año con actividades recreativas, juegos y hamburguesas. Para el 2017 la intención de las chicas es que Las Fulbitas puedan conocerse con otros equipos, medirse; y otro objetivo es tener la camiseta de la Escuelita. También quieren abrir más espacios en otros barrios y sumar colaboradoras al proyecto.
Finalmente, indican: “Queremos dar una disputa más política sobre el fútbol femenino. Pensar proyectos para que en los colegios esté incluido este deporte. Creemos que el fútbol y los deportes en general introducen valores fundamentales. Promueven la solidaridad, la perseverancia, una vida saludable, la inclusión, la amistad y el respeto”.
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Colaboró con esta nota Sol Trucco.
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